Cristales de tu ausencia acribillan mi voz, que se esparce en la noche por el glacial desierto de mi alcoba.-Yo quisiera ser ángel y soy loba-.Yo quisiera ser luminosamente tuya y soy oscuramente mía.
Sí; definitivamente el día se ha ido. Mucho no se llevó (no trajo nada); sólo un poco de tiempo entre los dientes, un menguado rebaño de luces fatigadas. Tampoco lo lloréis. Puntual e inquieto, sin duda alguna, volverá mañana.